
Ahora le toca el turno a la clase política. Sin lugar a dudas, un conjunto de personas de gran importancia para nuestras sociedades musicales que engloba a los diferentes representantes de la administración local, la autonómica y la estatal.
No es fácil hablar sobre la clase política, y mucho menos en estos tiempos. En honor a la verdad, son muchas las personas que, desde sus responsablidades en las diferentes administraciones, han desarrollado y desarrollan una importante labor en beneficio de nuestro colectivo. Las encontramos en todo el abanico político y este artículo es un reconocimiento a todas ellas. Y lo vamos a hacer sin esperar al momento en que abandonen la política activa.
He tenido la suerte de formar parte del estrecho grupo de colaboradores de María José Catalá en su etapa como Consellera de Educación, Investigación, Cultura y Deporte; por ello, mis juicios sobre su acción política están influenciados por esta circunstancia. Más allá de la valoración de su gestión, en lo que todos coinciden es que, bajo su mandato, las políticas referidas a la música estuvieron entre sus prioridades.
Quiero hacer extensivo este reconocimiento a políticos pertenecientes a otros partidos que también se han caracterizado por la misma inquietud. Personas como Juan Soto y Josep Maria Pañella, entre muchos otros, también gozaron del reconocimiento y de la estima de todo nuestro colectivo muy merecidamente.
María Jose Catalá ha mantenido una relación con la música desde niña. Estudiante del conservatorio de su población, formó parte de la Unió Musical de Torrent y experimentó lo que significa tocar en una banda, acudir a un certamen de música y vivir con toda la intensidad la vida social y los ritos de una sociedad musical valenciana. Por ello, en su acción política siempre estuvo presente esta experiencia y el conocimiento que adquirió desde muy joven.
Cuando tuvo la oportunidad de aportar mejoras al colectivo lo ha hecho; en su caso, en una etapa muy difícil caracterizada por una profunda crisis económica y por una elevada conflictividad en el ámbito educativo y cultural. Así y todo, siempre tuvo un hueco en su agenda para nosotros.
Lo primero que hizo fue rodearse de un nutrido grupo de profesionales de la música entre sus altos cargos, personas como Vicent Llimerá, Juan Pablo Valero y el autor de este artículo. Ante la estupefacción de muchos que dudaban de la competencia en la gestión de tanto “artista”. Incluso circulaba por Campanar, 32 un chiste, bastante malo por cierto: “En estos momentos, para acceder a la Conselleria no te piden el DNI sino una partitura de música.”
Entre sus “logros”, se creó una Dirección General de Formación Profesional y Enseñanzas de Régimen Especial, con una jefatura de enseñanzas de régimen especial y un cuerpo técnico de asesores para abordar las reformas necesarias de las enseñanzas artísticas. Una reivindicación del sector durante muchos años.
Además, inició unas políticas innovadoras y exploró las posibilidades de la educación musical para mitigar el fracaso escolar, una de sus máximas prioridades, reducir la tasa de abandono escolar temprano.
También, en el contexto de la reforma propiciada por la entrada de la LOMCE, impulsó la presencia de la asignatura de la música a los máximos permitidos por la legislación básica, algo que no hizo jamás ninguna otra administración autonómica.
Mucho más, abrió las políticas de formación del profesorado a los enseñantes de las escuelas de música (algo que no era posible hasta el 2012), creó una asesoría en el CEFIRE de Cheste para los conservatorios y escuelas de música, impulsó un Congreso sobre Evaluación para Conservatorios de Música, etc.
En Cultura, incorporó al presidente de la FSMCV en el Consejo Asesor de CulturArts, incrementó las ayudas para las escuelas de música y mantuvo una interlocución fluida y leal con los dos presidentes: Josep Almeria y Pedro Rodríguez. Puedo dar fe de que los dos siempre la respetaron y la valoraron (y lo siguen haciendo). De hecho, la FSMCV le otorgó un Premio Euterpe Extraordinario (el máximo reconocimiento de esta entidad) en agradecimiento a su acción política. En definitiva, un ejemplo a seguir.
Necesitamos políticos y gestores que trabajen por nuestro colectivo y que confíen en la capacidad transformadora de la Música para mejorar la Comunitat Valenciana y es justo también que sepamos reconocer a todos aquellos que nos aportan mejoras sustanciales, de la misma manera que siempre les afeamos sus errores y negligencias cuando las cometen. Es lo justo.
Fernando Montero Castellano dice
Fue de agradecer que Mª José , una muchacha torrentina, música, con sentimientos y emociones que sólo da el ser música de la banda de tu pueblo, nacida de las escuelas de música, llegase a la Consellería de Educación y cultura, y a través de su equipo de personas, pusiese la música en valor.
Manuel Tomás dice
gracias por el comentario Fernando